“El gobierno ha llegado a un acuerdo”, dijo Janos Lazar, jefe de gabinete del primer ministro, Viktor Orban, en una declaración a la agencia de noticias húngara MTI.
Hungría firmó un acuerdo de cinco años con la Conferencia de Reclamaciones en 2007 para la distribución de 21 millones de dólares a los sobrevivientes del Holocausto húngaro pero rompió las conversaciones sobre una extensión del acuerdo del año pasado. Dejó de pagar y pidió la devolución de algunos fondos después de acusar a la Conferencia de Reclamaciones de contabilidad impropia, una acusación que la organización ferozmente negó.
“Los sobrevivientes del Holocausto de origen húngaro residentes en el extranjero podrán recibir tan pronto como sea posible la compensación a la que tienen derecho”, dijo Lazar el sábado pasado, según informó la agencia AFP. “Para el rápido desembolso de la restitución del dinero, el gobierno transferirá 5.600.000 de dólares dentro de los tres días”, expresó el
funcionario. Lazar añadió que el dinero sería transferido a la Dotación Pública de Herencia Judía de Hungría (MAZSOK), un comité de Hungría compuesto por funcionarios gubernamentales y representantes judíos, que coopera con la Claims Conference.
Las partes también han acordado contratar una firma internacional de auditoría para supervisar la transparencia de los desembolsos. Las pensiones estatales para los sobrevivientes del Holocausto de Hungría se escalaron un 50 por ciento por el gobierno a principios de este año.
Aproximadamente 600.000 judíos de Hungría fueron asesinados durante el Holocausto.
La comunidad judía de Budapest fue muy importante en la Europa del siglo pasado. A mediados de los años treinta, ya bajo el gobierno del antisemita de Gömbos, los judíos eran el 54,5% de todos los médicos, el 49,2 de los abogados, el 30,4% de los ingenieros, el 31,7% de los columnistas de los periódicos y el 28,9% de los músicos. El 40% de la población dedicada al comercio o a las finanzas era judío, mientras que únicamente el 8,3% de los empleados en la industria lo eran. La mayoría de los Bancos estaban en manos de judíos, hecho que orientó al país a un odio antisemita similar al que se vivió en Alemania.